Entender el mecanismo culpa – castigo para poder salir de patrones

Enseñanzas de un curso de milagros. Chico con gorra. Tiene los ojos cerrados y está mirando al cielo, siente paz.

Un curso de milagros nos muestra la diferencia entre error y pecado y nos dice como salir de este bucle de culpa, negación del aprendizaje y el castigo a través del verdadero perdón. 

Los errores cuando suceden no te sientes en paz con ello porque los estás juzgando. El error contiene creencias, es su combustible, en sí son ideas, creencias y cómo es su naturaleza son modificables.

El personaje, esa identidad que has fabricado a lo largo del tiempo depende de lo que haces y de tus conclusiones sobre ello. 

Crees que eres tus hechos, no te das cuenta de que esos hechos son en esencia creencias, están conformados por  ideas que tienen la cualidad del cambio y que por lo tanto puedes cambiar. 

Cómo ves, esos hechos, acciones o reacciones surgen de creencias e ideas y estos hechos a su vez los interpretas y juzgas desde creencias las cuales son solo ideas, pensamientos que has decidido que sean verdad, cuando en realidad lo que están siendo son una ilusión, una decisión para reforzar lo que crees sobre ti.

¿Qué es real o verdadero entonces en todo esto?. En tus acciones, en los hechos o en tu reacción, ¿Qué hay real, verdadero, inmutable o inamovible? 

Inconscientemente te cuentas que con el castigo: juzgándote, sintiéndote mal… Vas a resolver los hechos o reacciones pero esto nunca sucede. La intención que tienes inconscientemente con esto es tapar el error pues no lo ves como un error sino como algo imperdonable, como algo muy malo, como un pecado.  

Con el castigo mitigas el sentimiento de culpa, pero no resuelves lo que te ha llevado a tener tal reacción.  Así es como te distraes, como las ideas y creencias que te han llevado a tal reacción no son puestas ante la luz. No indagas en el error pues huyes de mirar ahí como de la peste. Te quedas en una nube oscura en la que bajo tristeza, apatía e incluso rabia, te quedas con ellas a modo de purgatorio. 

El castigo es un modo de que el conflicto te resulte tolerable puesto que si te resultase intolerable querrías resolverlo y de este modo rebajas la tensión y así no llegas a modificar la raíz. No quieres tocar las creencias. 

Con el castigo quieres cambiar las formas, los efectos, los hechos pero quieres conservar las causas, tus creencias. 

Tú crees que es real aquello que has hecho, el cómo lo estás viendo crees que es verdad y no ves que partes solo de conclusiones, juicios y valoraciones elegidas. 

Lo que crees sobre el hecho es lo que te mantiene en culpa y mantienes esta culpa para mantener una imagen de ti con la que reafirmar ese personaje o identidad que crees ser. Además de que con el castigo; el replegarte, el ocultarte, el rechazarte, el no comer o comer en exceso, el sentirte mal… Con el castigo tienes un modo, un intento de “ganar inocencia”. Mientras te estás castigando tienes una falsa percepción de ser inocente por estar de acuerdo con el «bien» que castiga al «mal».

Crees que eres malo a la vez que luchas porque vean lo inocente que eres. Con esta contradicción intentas llevar razón por todos lados.

El castigo es una forma de conservar la idea de ser culpable porque con ello estás afirmando que es verdad, que el hecho sucedió de tal modo y que las valoraciones que estás haciendo son verdad. Como afirmas que es verdad todo lo que te cuentas, usas la culpa y el castigo para dejarte sin salida y por lo tanto sin cambio. Te dejas sin cambiar la mente, sin cambiar las creencias y con ello sin cambiar tu personaje. «Has ganado, llevas razón». Conservas tu verdad, ya eres alguien. 

Los errores necesitan aprendizaje, si crees que lo sabes todo, que tus conclusiones son verdad, conservarás tus errores como pecados, estarás deseando el castigo por encima del aprendizaje. 

Todo patrón está ocultando culpa porque el patrón surge por la imposibilidad de aprender debido al sentimiento de culpa. Falta mirar ahí donde con el castigo no nos dejamos mirar. Repetimos experiencias, repetimos reacciones, funcionamos igual porque son las mismas creencias las que siguen fabricando nuestras mismas acciones. 

El error debe entenderse como falta de aprendizaje y falta de conocimiento en su más metafísico y amplio sentido.

Finalmente nada es un error ni una equivocación solo son resultados que necesitamos mirar, auto indagar en nuestra mente y aprender.

Desde  la no dualidad y Un curso de milagros, no tenemos espacio parta los auto ataques, los reproches o la exigencia porque desde estás enseñanzas se comprende lo que estaríamos intentando hacer con ello.

Comparte este blog a quien lo este necesitando.

1 Comentario

  1. En este artículo compartes verdades como un templo, yo he estado mucho tiempo adicta a ese castigo y a esa culpa, además estaba cegada con donde mirar y dejar de tener razón. Gracias por este artículo y por invitarnos a ser mejor personas y dejar de sufrir.


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *