El significado de las palabras. Responsabilidad

Preguntas poderosas para una vida sin carga. No dualidad. Fotografía tomada de un brazo que lanza al mar polvo de roca negra.

Os voy dejando preguntas que os ayudarán a generar cambios en vuestra mente.

El dinero, el emprendimiento, nuestro proyecto o trabajo, nuestra pareja, la familia y amigos… Todo eso son relaciones que reflejan nuestro contenido mental. En lugar de revisar y sanar el contenido mental tratamos de cambiar esas cosas o apenas hacer una superficial incursión en un trabajo de introspección. Parece ser que una vez más estamos tratando de lavarnos la cara echando agua al espejo cuando la clave es tocar el interior, mirarse uno mismo y a cuanta mayor profundidad mayores cambios y siempre recordando que «nuestros errores» no son pecados. 

En todas nuestras relaciones hay depositadas expectativas que contienen creencias y «necesidades» inconscientes. Toda relación con la que perdemos la paz es una relación especial. Especial en el sentido de que con esa relación yo espero cubrir unas expectativas, unos deseos y refuerzo así creencias inconscientes. Esperar, ya de por sí, me está indicando que hay en mí una sensación de faltarme algo y ahí, latente, está la creencia de ser carente.

Tengo un trabajo que detesto, pero no lo suelto, eso es una relación especial. ¿Estoy ahí porque gano dinero y tengo miedo a no tener? Tengo entonces una relación especial con el dinero y la creencia de insuficiencia. Tengo un proyecto que me encanta, pero no logro estar en paz con él, eso también es una relación especial. Si no logro cumplir mis expectativas, ¿qué me digo a mismo? ¿Qué pienso sobre mí? Ese trabajo, proyecto o persona, ¿pienso que son mis enemigos, los rechazo, me frustro, me victimizo…?

¿Si logro las expectativas ya me siento satisfecho? ¿Mi equilibrio emocional depende de cubrir mis expectativas? Y si me creo el “obrador del milagro”, ¿siento presión por mantener esos resultados y eso no me deja tranquilo?

Tanto si lo hago bien como si lo hago mal son solo valoraciones, interpretaciones resultantes de nuestro contenido mental. Imagínate que liberación sería la de vivir lo que sea sin la valoración del ego, sin culpa, sin medallas y sin necesidad de humildad, vivirlo como el no hacedor y sí como el observador que tiene un propósito mayor con cada una de sus experiencias. Imagínate sin llevar la carga de tu vida y a esto no me refiero a que dejes de hacer lo que te corresponde hacer, sino el desde dónde lo estás haciendo y desde un conocimiento del para qué. No llevar la carga de tu vida no es negar tus miedos, no me refiero a huir de lo que hay que mirar, no me refiero a que ocultes lo que esté vivo en ti o hagas un bypass, un “yo confío” falso, ni un “yo no me ocupo” a modo irresponsable.  

Si el dinero llega o no llega, si tardo más en publicar ese libro, si los clientes se van o vienen, si los hijos están agitados o el tiempo no me llega para todo… Cómo sería experimentar todo esto desde otro nivel u otra percepción en la que sientes espacio, cómo sería vivir esas circunstancias desde una predisposición y actitud de aprendiz y desde una posición mental de observador como viendote desde fuera. Para ello es necesario tener un desarrollo emocional, una motivación y una voluntad que promuevan adquirir el conocimiento de cómo funciona la mente. Para sentirnos sostenidos y amados se necesita de nuestra implicación.

Caemos en el cansancio y demás estados de ánimo porque vivimos ignorando y negando esto: Cada experiencia es solo y únicamente el contenido mental que no he querido mirar, por lo que cada experiencia es el vehículo, el escenario, la herramienta que tiene la mente para despertar, para ordenar ese desorden que hay en la mente.

¿Qué uso hacemos de cada circunstancia? ¿Hacemos un uso consciente o responsable? ¿Me hablo mal, me culpo, o miro para dentro y pido ayuda? Podríamos dejar atrás mucho malestar revisando por qué y para qué nos estamos tratando de tal modo cuando aparecen los espejos, esas experiencias. 

Toda experiencia tiene un propósito mayor que hemos de descubrir para vivir una vida con sentido, un sentido que siempre nos trae paz y claridad.  

¿Para qué no dejo ese trabajo o esa estrategia que no me está funcionando? ¿Estoy usando este curso, esta información como medio para castigarme?¿Para qué no logro estar en paz? ¿Qué pienso sobre mí en ciertas circunstancias? 

¿Quién soy si pierdo mi puesto? ¿Quién soy si no me reconocen, si no valoran mi trabajo? ¿Quién soy si no logro los objetivos?, si los clientes no se quedan, si el dinero no llega…

¿Qué autoimagen tengo sobre mí que no quiero soltar?, ¿perderé el amor, el reconocimiento, valgo menos si no logro mis objetivos profesionales o soy buena madre?. ¿Dependo de los resultados o los resultados dependen de mí?

Cuando no pedimos un aumento, cuando no subimos los precios en nuestro negocio, cuando damos pero no estamos dando pues estamos dando desde el miedo y desde creencias de insuficiencia, cuando discutimos con nuestros familiares o cualquier circunstancia que se te repite, habitualmente, la introspección que hacemos no pasa de la primera pantalla. 

– El problema es tal cosa y es por esto y por aquello, así que tengo que hacer esto –

 Así es como creemos saber cuál es el problema y nosotros mismos nos damos la solución. ¿Avanzamos de este modo? ¿No se vuelve a producir esa situación? ¿Y si resulta que estamos partiendo de un falso problema que no es el problema?, por lo tanto, tampoco estaríamos acertando con las soluciones. Así es como nos vemos atascados o en bucle. 

¿Era el dinero el que me iba a hacer feliz?. ¿Tal vez era mi negocio o proyecto, quizás mi pareja o hijos? ¿Qué posición tengo en la vida, víctima, culpable, responsable pero confundido el concepto con culpabilidad? ¿Las cosas y relaciones tienen que llenarme o mi Ser ya completo es quien sabe dónde debe estar, con quién y qué hacer y decir?. ¿Por qué estoy donde no se valora o quiere lo que doy?. ¿Para qué estoy dando? ¿Desde dónde?. ¿Desde la carencia o desde saber que me doy a mi mismo?. ¿No subo esos precios porque soy el salvador de los que no pueden o porque tengo miedo de que se vayan mis clientes?

¿Qué concepto tengo sobre mí? Desde ahí estamos relacionándonos.

Nos relacionamos desde ideas que esencialmente se basan en la culpa y el miedo. A primera vista no lo vemos y es por ello que se perpetúan los “problemas”, es por ello que las experiencias se repiten hasta que miramos, limpiamos y ordenamos la mente. Así es que vamos saliendo de todo ese laberinto que es la mente. 

Ya estamos en ese laberinto y negarlo es solo una resistencia a hacer el trabajo de consciencia que nos corresponde. Buscaremos las herramientas que más nos resuenen pues por lo que nos sentimos atraídos nos ofrece aprendizaje. 

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