Lección 152 Tengo el poder de decidir y capítulo 3 VI Los juicios y el problema de la autoridad.

Lección 152 Tengo el poder de decidir Estatua que representa un ángel decaído

“Cuando tienes un problema de autoridad es siempre porque crees ser tu propio autor y proyectas ese engaño sobre los demás”.

Os traigo un ejemplo para bajar a tierra parte de ese contenido de la lección Lección 152 Tengo el poder de decidir y del Capítulo 3. VI Los juicios y el problema de la autoridad.

Esta imagen y el pollo asado es el reflejo de esta sociedad, nos estamos friendo mientras nos gobierna el ego y creemos que estamos fuera del horno.

La indefensión aprendida, desesperanza aprendida o impotencia aprendida.

Esto es cuando un ser humano o animal no humano ha aprendido a comportarse pasivamente ante situaciones o circunstancias que no están alineadas con el Amor.  

Este se queda en pasivo aunque existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva. Su intención, más o menos inconsciente, es evitar las circunstancias desagradables (castigo) si es que entra en acción o se mueve desde el deseo de obtener recompensas positivas

Esa respuesta de indefensión o pasividad esconde la creencia: ¿para qué voy hacer nada? No va a servir de nada, o me castigarán por ello. En otros casos más sofisticados del sistema de pensamiento cerrado, el individuo justifica su pasividad con un intelecto elaborado. En esta desesperanza o pasividad, la cual se puede camuflar como indignación o queja, hay disociación y es elegida como herramienta de anulación emocional. La emoción, ya sabemos por propia experiencia, es la única que puede propiciar el movimiento, la acción o reacción que toda persona daría si no hubiera decidido negar el Poder que tiene sobre su propia existencia. Toda sedación emocional conlleva la pérdida del propio poder.  

La indefensión aprendida es un efecto o síntoma de haber comprado el autoritarismo, el paternalismo y la necesidad profunda de aprobación social. 

Una educación basada en estos 3 venenos, deja a la mente en un estado de conformismo disfuncional que «empobrece de espíritu» al ser humano.  

Todos aquellos que os veis identificados en esa desidia, indefensión, desesperanza… escondéis debajo por nombrar una, la creencia en la debilidad. Os pensáis débiles, sin poder, sin autoridad en vuestra vida y así es justo lo que estáis recibiendo, unas  situaciones o circunstancias, un espacio de trabajo, un sistema educativo o entornos donde parece ser que no hay nada que hacer “más” que quejarse, resignarse, deprimirse, desilusionarse…En definitiva, el estado de indefensión aprendida es un agridulce sometimiento que nos deja de «regalo» emociones inoperantes como la tristeza, la insatisfacción compensada, la apatía y en el mejor de los casos, (si no te regocijas en ella), la rabia. 

El poder nunca nos abandona porque la naturaleza de la mente es su Poder creativo, lo único que ese poder lo estamos dirigiendo en la dirección incorrecta. Tales efectos que tenemos provienen de ese poder que negamos.

Es solo aceptando la responsabilidad que entonces pondréis el poder en la dirección correcta y vuestra realidad os lo mostrará.

Hay que hacer uso de toda experiencia entrenando con toda pequeña reacción. Autoobservación, petición de ayuda, pararse a sentir, parar a indagar, respirar profundo, frenar, dudar, decir más lo siento sin absolutamente culpa, dar más las gracias a cualquier gracias de otros, cuestionarse, buscar fuentes de información independientes, reprogramar la mente…

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